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Mitjó

Autor

Antoni Tàpies

Título

Mitjó

Fecha

2010

Dimensiones

290 x 370 x 125 cm

Número de registro

1887

Comentario de la obra

A principios de 1991, durante la fiebre preolímpica que se vivía en la ciudad de Barcelona, Pere Duran Farell, Presidente del Patronato del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), se puso en contacto con Antoni Tàpies para ofrecerle, a propuesta de la
arquitecta Gae Aulenti (autora del proyecto de remodelación del Palau Nacional, sede del MNAC), la posibilidad de crear una escultura monumental para ser situada en la Sala Oval del museo.

 

Tàpies, muy ilusionado con la propuesta, rápidamente empezó a trabajar en ello. A lo largo de 1991 fue desarrollando su idea en una serie de
bocetos. Finalmente, el resultado fue una pequeña maqueta de lo que, a partir de entonces, se conoció como el mitjó (el calcetín).

 

El proyecto consistía en una gran estructura de 18 metros de altura, en forma de calcetín agujereado, relleno de alambre retorcido y
atravesado por vigas de hierro, que a la vez servían de soporte. Se preveía que el espectador pudiera penetrar por uno de los descosidos y
acceder a un espacio de silencio y reflexión. En palabras de Tàpies, se trataba de dar una dimensión cósmica a un objeto insignificante,
un modo de obrar arraigado en su obra, y que conjuga, como expresaba entonces el artista, una “voluntad entre franciscana y budista para valorar aquello pequeño”.

 

A finales de ese año, Tàpies presentó la maqueta y el proyecto al Presidente del Patronato del Museo, a su Director, Xavier Barral, y a la
misma Gae Aulenti. La propuesta fue recibida con entusiasmo por estos últimos, pero no por Duran Farell, que condicionó su realización a la
aprobación del Patronato del Museo y, en especial, de los representantes de las administraciones públicas que formaban parte de él.

 

La aparición de una fotografía de la maqueta en los medios de comunicación hizo estallar la polémica que fue agrandándose con las
declaraciones de unos y otros. Ramon Guardans, Vicepresidente del Patronato del MNAC, que lideraba la oposición al proyecto, llegó a declarar públicamente que “el mitjó (calcetín) [de Tàpies] es una aberración”. Las páginas de los diarios se llenaron de columnas de opinión, cartas de lectores y chistes gráficos.

 

Finalmente, el proyecto se paró. Así lo acordaron el Patronato del Museo y el Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya. La
posición favorable del Ajuntament de Barcelona, y muy especialmente la de su Regidor de Cultura, Oriol Bohigas, no fue suficiente para evitarlo.

 

Hoy, en la memoria de los que vivieron “la polémica del mitjó (calcetín)”, el asunto se recuerda como un ejemplo de intervencionismo político
y de la miopía de un sector de la alta burguesía catalana, que en aquella época estaba ampliamente representada en el Patronato del MNAC.